19 de junio de 2015

CAPÍTULO 33

BUENOS DÍAS/ BUENAS TARDES/ BUENAS NOCHES

¿Que tal estáis? Espero que muy bien.

Poco a poco el blog va volviendo a la normalidad, y como siempre, los viernes un capítulo nuevo :)
No me entretengo más, que lo disfrutéis!




CAPÍTULO 33





Se abren las puertas, salgo, y ya me encuentro en el apartamento. Effie, Nathan y Filipp se encuentran sentados en el sofá del salón, charlando hasta que yo me acerco, momento en el que dejan de hablar.

-        ¿Qué tal te fue?- Filipp se levanta rápidamente del sofá y me da un abrazo.
-        Bien, creo.- mi voz suena extraña, todavía no puedo creer lo que acabo de hacer.
-        Siéntate, querida, pareces algo asustada.- Effie da unos ligeros golpecitos al sofá indicándome que me siente a su lado. Filipp me acompaña y luego se sienta en un sillón al lado de Nathan.
-        ¿Y bien? ¿Qué hiciste?
-        Bueno… Creo que es difícil de explicar.
-        Tan…. ¿Tan mal lo has hecho?
-        Creo que no.- Respiro, me tranquilizo y les explico con todo detalle lo que hice.
-        Estás de broma, ¿no?
-        No. Lo digo muy enserio. No sé como lo hice, pero lo hice.
-        Bueno, en todo caso, tendrás una buena puntuación.- asiento.
-        ¿Y tú, Filipp?
-        Bueno, yo utilicé una espada y el arco.
-        Sí, y todo perfecto.- añade Effie.- Estoy muy orgullosa de vosotros, se nota mi mano dura.- sonrío.- ¡Oh! Es hora de comer.

Nos levantamos y nos sentamos en la mesa del gran comedor, la cual está llena de comida humeante y colorida entre sopas, carnes, pescados y tartas que parecen dulces y exquisitas pero que realmente estás rellenas de verduras o marisco.
Voy cogiendo un poco de todo, mañana no podré permitirme el lujo de comer tanto en la Arena, incluso en toda mi vida (lo que me quede), así que lleno mi estómago con la cantidad de comida suficiente para que me entre un trozo de tarta de chocolate y otro de fresas, que la verdad, para mi gusto son de las mejores que he probado en toda mi vida, sin contar las que mi madre hacía en mis cumpleaños cuando yo era pequeña.
Cuando terminamos de comer, tanto Filipp como yo nos vamos cada uno a nuestra habitación a dormir un par de horas hasta que cada modista (Keon en mi caso y Pearls en el de Filipp) baten nuestras respectivas puertas hasta despertarnos.
-        ¿Qué pasa, Keon?- mi voz suena cansada, seguida de un bostezo, algo normal cuando te acaban de despertar de golpe.
-        Necesitamos cogeros unas últimas medidas para el traje de la Arena, este año es bastante complejo. Os espera algo nunca visto, cariño.
Me levanto de la cama y dejo que Keon me rodee con una cinta que marca las medidas de mi pecho, cintura, cadera, altura, brazo, pierna, etc mientras las apunta en una pantalla que sale de una especie de reloj que adorna su muñeca izquierda, introduciendo los datos con el dedo índice de la mano contraria.

-        Ya he terminado, nos vemos por la noche.- me da un beso en la mejilla, sosteniendo mi cara con sus dos manos.- ¿Vale?- asiento con la cabeza, y acto seguido desaparece por la puerta.

Miro el reloj que está situado en la mesilla. Puedo apreciar los números rojizos que marcan las cinco y media de la tarde, por lo que tengo dos horas antes de cenar.
Noto como el corazón me late fuertemente y a mis ojos intentando sostener lágrimas que no caen por mis rosadas mejillas al pensar en mi propia muerte.

Me pregunto cómo será la Arena, estoy bastante preocupada por lo que dijo Keon con respecto a ella.
-        ¿Te ha dicho algo Keon sobre la Arena?- Estaba tan metida en mis pensamientos que no escuché el ruido de la puerta ni los pasos de Filipp en mi habitación. Durante un momento me quedo mirándolo, sin pensar en nada, con la mirada perdida.- ¿Aqua? ¿Estás bien?
-        ¿Qué? Oh, sí, perdón. – sonríe y acto seguido se sienta en la cama, a mi lado. – Sí, Keon me dijo algo sobre la Arena. ¿A ti Pearls te contó algo?
-        No, no me dijo nada, pero parecía bastante atareada y preocupada, l a verdad es que no entiendo por qué.
-        Filipp… Keon me dijo que la Arena de este año parecía bastante complicada, al igual que el vestuario necesario. No lo entiendo, ¿nos quieren complicar aún más los Juegos?
-        Ya oíste a Nathan, hay revueltas en algunos distritos, como si quisieran una revolución. Supongo que el Capitolio intentará mandar un mensaje a través del miedo o sufrimiento, no lo sé, solo es una hipótesis.
-        No entiendo nada…
-        Sea lo que sea, mañana lo descubriremos.
-        ¿Cómo puede ser que no estés nervioso? Es decir, ¿no tienes miedo a morir allí?
-        Lo único de lo que tengo miedo es a matar a gente que al igual que nosotros no participa por pura diversión o iniciativa, sino por obligación, diversión del Capitolio. Morir sin haber luchado.
-        ¿Morir sin haber luchado?
-        Morir sin haber intentado estar en contra a todo esto. Supongo que es a lo que estamos destinados.
-        Yo no creo que estemos destinados, si no que somos personas en el momento y lugar equivocados.
-        Tal vez tengas razón, o quizás no. No lo sé, pero sea lo que sea, estamos aquí.- Me acerco más a él y lo abrazo.
No sé decir exactamente como, pero al final nos quedamos dormidos, tumbados en mi cama, abrazados hasta que unos golpes en la puerta nos depiertan.

Y hasta aquí el capítulo de hoy...
¿Qué os ha parecido? Dejádmelo saber en los comentarios!

UN BESO MUY GRANDE




1 comentario:

  1. Hey! I want to say I love your blog, please, write more!
    xoxo

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la opinión de sus lectores para una escrito es muy importante.
Muchas gracias por dar una parte de tu tiempo :)

Un beso, Alba, vuestra escritora.